El bullerengue es una práctica musical, festiva y una danza que forma parte de los ritmos más representativos de la población afrocolombiana. Este estilo musical tiene sus raíces en África y se caracteriza por ser un baile cantado. Dentro del bullerengue, se distinguen tres aires representativos: el sentao, que es un lamento a ritmo lento que se acompaña con la cantadora en posición sentada para facilitar largas frases y entonación. El fandango, que es el más adecuado para que la cantadora destaque su técnica vocal y es apropiado para los momentos de jolgorio. Y la chalupa, que se basa en el tambor alegre y se acompaña con versos más cortos propios de fiestas y bailes.
El vestuario utilizado en el bullerengue consta de pollerones largos y coloridos con blusas y mangas abullonadas. Se lleva un pañolón en el cuello y el peinado está adornado con flores rojas o blancas. Además, se usan largos collares de bolas blancas y aretes. Durante la danza, las mujeres salen al patio en fila, palmoteando con las manos en alto y dando pasos cortos similares a los de la cumbia, manteniéndose en una posición erguida.
La música del bullerengue incluye tambores, una totuma con un plato de loza quebrado en su interior y las palmas del coro que acompañan la música. Estos elementos crean un ritmo enérgico y festivo que impulsa el baile y anima las celebraciones.
Por lo general, el bullerengue se disfruta acompañado de una bebida alcohólica de fabricación casera llamada "ñeque". Esta bebida se elabora con azúcar, panela y alcohol, y es una tradición en las fiestas donde se baila y se celebra al ritmo del bullerengue.
En resumen, el bullerengue es una práctica cultural y artística que representa la identidad afrocolombiana. Su música, danza y vestuario distintivos reflejan la alegría, el ritmo y la tradición de la comunidad afrocolombiana, enriqueciendo la diversidad cultural de Colombia.