Frente a la encantadora plazoleta, se alza imponente esta edificación de singular belleza arquitectónica. Con su única nave y tres entradas, nos invita a adentrarnos en su magnificencia.
Al acercarnos, nos cautiva la puerta principal, más grande y majestuosa, reflejando su importancia. A cada lado de ella, encontramos dos puertas más pequeñas, que terminan en arcos ojivales, al igual que los ventanales superiores, que añaden un toque de elegancia a su estructura. Cada detalle está cuidadosamente diseñado, con arcos menos pronunciados y ventanales más angostos, creando un equilibrio visual impresionante.
La fachada culmina en un imponente frontón triangular central, que se alza hacia el cielo, coronado por una cruz que simboliza la fe y la trascendencia. A cada lado, las dos torres añaden majestuosidad al conjunto, con sus propias cruces y elementos decorativos en cada uno de los topes. Es un verdadero deleite para la vista, una obra de arte en armonía con el entorno.
En esta plazoleta, destaca una estatua que nos recibe con los brazos abiertos: la figura de San Bernardo Abad, patrón de este lugar. Vestido con una túnica, su presencia es imponente y llena de espiritualidad. Sobre un pedestal de 2 metros, decorado con enchape de colores blanco y café, se erige como un símbolo de devoción y arraigo cultural.
Este lugar es más que una edificación, es un monumento que evoca la historia y la fe de San Bernardo del Viento. Sus detalles arquitectónicos nos transportan a tiempos pasados, donde la artesanía y el cuidado por los detalles eran primordiales.
Ven y admira esta joya arquitectónica, déjate envolver por su elegancia y conecta con la esencia cultural y espiritual de este lugar. La edificación, la estatua de San Bernardo y la plazoleta conforman un conjunto lleno de significado y belleza.