La Catedral de Santa Cruz de Lorica es una majestuosa construcción que ha dejado una huella imborrable en la ciudad. Inicialmente era una iglesia tradicional, pero gracias a la intervención del padre Lácides Bersal, adquirió características arquitectónicas que la elevaron a la categoría de catedral.
Esta imponente catedral tiene sus raíces en el siglo XIX y ha pasado por tres procesos de remodelación a lo largo de su historia. La primera intervención tuvo lugar en 1896, seguida por dos más en 1910 y 1922. Estas últimas remodelaciones estuvieron a cargo del padre Lácides Bersal, quien llegó a Lorica procedente de Cartagena a finales del siglo XIX y dejó su huella en la arquitectura religiosa de la ciudad.
En 1929 se instaló un reloj traído desde Italia, un regalo generoso de la colonia sirio-libanesa que se estableció en la ciudad. Este reloj se convirtió en un símbolo icónico de la catedral y se encuentra en su torre principal, marcando el tiempo para toda la comunidad.
Las campanas que resuenan en la catedral también tienen un origen especial. Fueron traídas desde Lisboa, Portugal, y añaden un toque de encanto y solemnidad a las celebraciones religiosas que se llevan a cabo en este lugar sagrado.
Además, la catedral cuenta con una serie de imágenes de bronce en su parte exterior, las cuales tienen un origen francés. Estas imágenes, con su belleza y detalle artístico, agregan un toque de distinción y devoción al entorno de la catedral.
La Catedral de Santa Cruz de Lorica es un símbolo importante de la fe y la tradición religiosa en la ciudad. Su imponente presencia y su historia rica en remodelaciones y contribuciones de diversas comunidades la convierten en un punto de referencia arquitectónico y espiritual para los habitantes de Lorica y los visitantes que la admiran. Es una joya arquitectónica y religiosa que ha experimentado transformaciones a lo largo del tiempo. Desde sus inicios como una iglesia tradicional hasta su conversión en una catedral, ha sido testigo de la devoción y el fervor religioso de la comunidad. Sus detalles arquitectónicos, como el reloj italiano, las campanas portuguesas y las imágenes de bronce francés, la convierten en un lugar de culto y admiración para todos aquellos que la visitan.