La Bahía de Cispatá, ubicada en el encantador municipio de San Antero y acariciada por las aguas cristalinas del mar Caribe, es un verdadero paraíso natural que cautiva los sentidos. Este tesoro costero se encuentra en la zona estuaria del bosque manglar del Golfo de Morrosquillo, lo que le brinda una riqueza extraordinaria en flora y fauna.
Al adentrarse en la Bahía de Cispatá, se tiene la oportunidad de sumergirse en un mundo exótico y fascinante. La oferta gastronómica es variada y tentadora, deleitando los paladares con sabores auténticos y frescos que provienen de las riquezas del mar y la tierra. Los planes y actividades que se pueden realizar son infinitos, desde relajarse en las playas de arena blanca y aguas turquesas, hasta practicar deportes acuáticos como el buceo, el snorkel o el kayak, explorando los rincones secretos de esta bahía encantada.
Pero sin duda, el mayor atractivo de la Bahía de Cispatá radica en la belleza y los encantos de la naturaleza que la rodea. Antiguamente, esta zona era utilizada para el cultivo de arroz, pero con el paso del tiempo se ha transformado en el "Complejo de la Bahía Cispatá", un lugar protegido y respetado que alberga una gran diversidad de especies y ecosistemas.
Este territorio ha sido declarado como área protegida por el Plan de Ordenamiento Territorial municipal y la Corporación Autónoma Regional CVS, lo que garantiza la conservación de su biodiversidad. Además, ha sido reconocido como una zona AICA (Área Internacional para la Conservación de Avifauna), convirtiéndose en un paraíso para los amantes de las aves. Aquí se pueden avistar garzas, guacharacas, halcones, águilas, gaviotas y pelícanos, entre muchas otras especies aladas.
Pero la Bahía de Cispatá no solo alberga aves, sino que también es hogar de una amplia variedad de mamíferos y reptiles. Entre ellos, se pueden encontrar la zorra manglera, el delfín costero, la nariz de botella, tortugas marinas y el majestuoso caimán de aguja, cuya presencia resalta la importancia de preservar este ecosistema único.
Las aguas de la bahía también son un hogar para diversos peces, como el róbalo, el mero pacora, el pargo, la sierra y el tiburón bobo, así como para moluscos y crustáceos como ostras chipi-chipi, cangrejos, jaibas, camarones y langostinos. La biodiversidad marina aquí presente es simplemente impresionante, despertando admiración y respeto por la belleza y la fragilidad de este entorno natural.
Además de su riqueza marina, la Bahía de Cispatá también alberga una gran diversidad de manglares, siendo el hogar de todas las variedades de mangle: rojo, negro, blanco, zaragoza y piñuelo. Estos bosques de manglar no solo son impresionantes en su apariencia, sino que también desempeñan un papel crucial en la protección de las costas y la conservación de la biodiversidad.
Incluso más allá de los manglares, en el sector Agrosoledad, se puede encontrar un relicto de bosque seco tropical, añadiendo aún más diversidad a este maravilloso paisaje. La Bahía de Cispatá es un destino que combina la belleza del mar Caribe con la exuberancia de los manglares y la abundancia de vida silvestre. Es un lugar mágico donde se puede disfrutar de la naturaleza en su máximo esplendor, explorar sus tesoros ocultos y maravillarse ante la grandeza de la creación.